Por Ernesto Sanguinetti
No son necesariamente los denominados “números rojos” los indicadores de una crisis empresaria. Claro que en general es un síntoma concluyente – dependerá del tipo de actividad – pero habitualmente tardío. Uno de los principales problemas justamente es entender que los números mandan, y de allí que es función esencial de la dirección de la empresa, establecer indicadores de gestión que pongan el foco en los procesos y en los responsables de su ejecución.
Como máxima de experiencia, advierto que la causa esencial de las crisis está en las personas. Resulta necesario dirigir nuestra atención a “quien” está realizando la actividad y no a “que” actividad en particular se está realizando. Siguiendo los conceptos acertados de C. Otto Scharmer (Theory U – Leading from de future as it emerges), la gestión de la crisis – además de las urgencias necesarias – deberá orientarse al lugar desde el cual se percibe la realidad, cambiando el foco de atención, de lo visible a lo invisible. La única manera de cambiar, es atender la situación desde un lugar diferente.
De allí que la crisis debe entenderse como una oportunidad de reconversión.
Si conceptualizamos a la empresa como una organización compleja de vínculos de personas afectadas a un fin determinado bajo una conducción, el proceso no se limita solamente a cuestiones económicas, financieras o jurídicas – en general las necesidades más inmediatas – sino a la necesidad de establecer una estrategia que deberá estar fundado necesariamente en algunas virtudes (humanidad, creatividad, humildad, templanza, transparencia).
Gestionar una crisis con ciertas probabilidades de éxito, implica establecer un análisis estratégico con la alta dirección, y fundar su implementación sólidas virtudes, uniendo en un único norte, el “qué vamos a hacer” (toma de decisión) con el “como lo vamos a hacer” (implementación), en dos solapas del proceso que gravitan de igual modo en el resultado.
De allí que no exista un único abordaje: no es lo financiero, no es lo económico, lo operativo, comercial o lo jurídico. Entenderse la oportunidad para impulsar la generación de un equipo que establezca un proceso de reconversión, no una mera estrategia de efecto.
Nuestro rol en la gestión de procesos de crisis, ha sido exitoso esencialmente por entender el aporte profesional de forma colaborativa, comprendiendo el negocio, el contexto actual y futuro, y facilitando las medidas de cambio. Lo jurídico es una mera consecuencia necesaria, que desde ya se gestiona con eficacia cuanto lo integramos a los objetivos de la organización.
No se trata de tirar sin más algunas de las posibles herramientas jurídicas (Procesos Preventivos de Crisis, Concurso de Acreedores, Acuerdos Preventivos Privados, etc) que se han masificado en nuestro país como consecuencia de la necesaria adaptación que implicaron los procesos de crisis macroeconómica y/o política e inclusive ante la Emergencia Sanitaria.
Sino esencialmente de entender los objetivos, alinearlos, y colaborar profesionalmente en la concreción de los mismos, que implicará el ejercicio con experiencia y conocimiento de las soluciones jurídicas posibles, pero ante todo la gestión como facilitadores en la implementación de las medidas, que se sustenta en el conocimiento del terreno, la buena fe y en una acertada estrategia; incorporando en la organización las destrezas necesarias para su adaptabilidad.